Me he vuelto a enamorar!! Y espero que para siempre....
Ya os había contado en otra entrada del blog que soy una amante del pan. Vamos, que podría vivir única y exclusivamente de pan y queso, como hacía Heidi con su abuelito en los Alpes :)
Pues hoy estoy contenta!, no se si tanto como Heidi dejándose caer rodando pradera abajo, pero contenta!!
He perdido la cuenta de las veces que me he propuesto hacer pan, con sus correspondientes resultados fallidos, al final acababa o con un pan poco cocido y correoso o, en el mejor de los casos, con un pan con una armadura de costra y una miga compacta y nada esponjosa. Eso sí, debo confesar que ninguno acabó en la basura. ¿No dicen que de los errores se aprende? Pues yo me los como, hasta la última miguita! Pero fracasos hasta hoy, y espero que nunca más. Bea 1 - fracaso 0.
Hace unas semanas me regalaron el libro de cocina de Lorraine Pascale, "Recién horneado por Lorraine Pascale", y me confieso ser una ferviente admiradora, porque con su truco para hornear el pan he conseguido anotarme un punto!
Pues bien, para conseguir que en el horneado de cualquier pan no se cueza antes por el exterior y que nos quede tierno y esponjoso por dentro, debemos colocar la bandeja con nuestro pan a partir de las 3/4 partes superiores del horno, y en la parte más baja una bandeja de horno con cubitos de hielo, agua hasta un poco menos de la mitad o rociarlo con un atomizador con agua, así se consigue una humedad por condensación que hace que el pan se cueza perfecto!!
La receta elegida de su libro es la Focaccia. Se trata de un pan italiano que generalmente se aliña con aceite de oliva y sal gruesa, aromatizándola con hierbas como el romero.
Así que nos ponemos el delantal y... A toda máquina!, de galletas claro :)
250gr. de harina blanca de fuerza, y un poco más para espolvorear
1 cucharadita de sal
4gr. de levadura seca de panadero
40ml. de aceite de oliva virgen extra
125ml. de agua templada
1 manojo de romero fresco
1 pizca de sal marina
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, y los colocamos en el robot con el accesorio de amasar unos 5 min., si lo hacéis a mano espolvoreando un poco de harina en el banco tardaréis unos 10. La masa debe quedar uniforme y un poco pegajosa. Aunque la veáis pegajosa no incorporéis más harina pues nos quedaría seco. Para saber si hemos amasado lo suficiente, sujetamos la masa haciendo una bola con la mano y presionamos con un dedo enharinado. Si la masa vuelve a recuperarse hasta casi en su totalidad es es que está lista!
Enharinamos la superficie de trabajo y extendemos con el rodillo hasta formar un
óvalo de unos 2-3 cm de grosor. Si se os pega la masa al rodillo enharinarlo también.
La colocamos en la bandeja que vayamos a hornear con papel para horno y
la tapamos con film herméticamente pero holgado, y untado con un poco de aceite para evitar que se pegue. Dejamos 1-2 horas, o hasta que doble su tamaño en un lugar cálido.
En mi casa es imposible encontrar un lugar cálido a no ser que sea verano,
así que buceando por internet conseguí encontrar el segundo truco para mi receta!
Y no es más que crear tu propia cámara de fermentación! Lo que hacemos es calentar
el horno a la mínima temperatura y lo apagamos, debemos conseguir que no supere
los 30°C, pues puede ocurrir que la masa empiece a cocinarse y no es lo que queremos. Lo que pretendemos es crear un ambiente cálido para lograr la fermentación, un lugar calentito y acogedor para que nuestra masa se eche una reconfortante siesta de invierno con bolsa de agua caliente incluída!... ;)
Si veis que se pierde el calor y la masa aún no ha subido lo suficiente, encendemos un poquito más y apagamos para lograr de nuevo la temperatura que queremos.
250gr. de harina blanca de fuerza, y un poco más para espolvorear
1 cucharadita de sal
4gr. de levadura seca de panadero
40ml. de aceite de oliva virgen extra
125ml. de agua templada
1 manojo de romero fresco
1 pizca de sal marina
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, y los colocamos en el robot con el accesorio de amasar unos 5 min., si lo hacéis a mano espolvoreando un poco de harina en el banco tardaréis unos 10. La masa debe quedar uniforme y un poco pegajosa. Aunque la veáis pegajosa no incorporéis más harina pues nos quedaría seco. Para saber si hemos amasado lo suficiente, sujetamos la masa haciendo una bola con la mano y presionamos con un dedo enharinado. Si la masa vuelve a recuperarse hasta casi en su totalidad es es que está lista!
Enharinamos la superficie de trabajo y extendemos con el rodillo hasta formar un
óvalo de unos 2-3 cm de grosor. Si se os pega la masa al rodillo enharinarlo también.
La colocamos en la bandeja que vayamos a hornear con papel para horno y
la tapamos con film herméticamente pero holgado, y untado con un poco de aceite para evitar que se pegue. Dejamos 1-2 horas, o hasta que doble su tamaño en un lugar cálido.
En mi casa es imposible encontrar un lugar cálido a no ser que sea verano,
así que buceando por internet conseguí encontrar el segundo truco para mi receta!
Y no es más que crear tu propia cámara de fermentación! Lo que hacemos es calentar
el horno a la mínima temperatura y lo apagamos, debemos conseguir que no supere
los 30°C, pues puede ocurrir que la masa empiece a cocinarse y no es lo que queremos. Lo que pretendemos es crear un ambiente cálido para lograr la fermentación, un lugar calentito y acogedor para que nuestra masa se eche una reconfortante siesta de invierno con bolsa de agua caliente incluída!... ;)
Si veis que se pierde el calor y la masa aún no ha subido lo suficiente, encendemos un poquito más y apagamos para lograr de nuevo la temperatura que queremos.
Una vez haya doblado su tamaño, con el dedo enharinado creamos unos holluelos con una separación de unos 4cm entre ellos, colocamos unas ramitas de romero en cada uno y sazonamos con sal marina.
Introducimos en el horno precalentado a 200°C y ponemos en práctica nuestro truco colocando agua en la bandeja inferior del horno.
Dejamos de 30 a 35 min., o hasta que quede
ligeramente tostadito y al dar golpecitos con el dedo en la parte
superior y en la base suene a hueco. Dejamos enfriar en la bandeja del
horno y rociamos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
Mmmmmmm... Delicioso! Ideal para comer solo o acompañándolo con lo que más te guste, un poco de queso, tomate, anchoas, jamón serrano... Eso lo dejo a vuestra elección!
Por mi parte estoy deseando repetirlo con aceitunas negras y orégano.
Ya me lo estoy imaginando!!
Creo que hay pocas cosas mas gratificantes en la cocina que hacer uno su propio pan :)
Espero que lo pongáis en práctica y vuestros comentarios!
Hasta la próxima entrada y... A toda máquina!, de galletas claro :)